sábado, 9 de abril de 2016

Coincidencia nº20 "Alas rotas y el quiosco de los sueños”

Coincidencia nº20  "Alas rotas y el quiosco de los sueños”

  Y así sin saberlo Anna, le regalo a aquel hombre un sueño perdido de su infancia.   Hacía tiempo que ellos ya estaban conectados de alguna forma, sin conocerse. Los hijos del que fue un crio ya llevaban años entrando  en la misma portería en la que Anna vivía. Probablemente aquel chico que soñaba con volar y con salvar al mundo así lo dejo escrito, a fuego para que algún día sucediera. Y así fue, Anna solo se dejó llevar por su gratitud, por su ilusión y por su intuición.

domingo, 27 de marzo de 2016

Coincidencia nº 16 "El poder de la mente y los 14 palitos" (2a parte)

Coincidencia nº 16  "El poder de la mente y los 14 palitos" (Parte 2)

  Nunca supe hasta ese día si el dibujo era una flor o era un sol. El dibujo resultó ser un nido de dinosaurio de hace cien millones de años.

domingo, 13 de marzo de 2016

Coincidencia nº 16 "El poder de la mente y los 14 palitos" (Parte 1)

Coincidencia nº 16  "El poder de la mente y los 14 palitos" (Parte 1)

   -La mente lo puede todo- esa frase escuchada en boca de un rey fue la que me dejo varias noches en vela, buscando una respuesta en la lectura, intentando escudriñar entre párrafos en que dichosa parte de la mente se encontraba ese poder.

domingo, 6 de marzo de 2016

Coincidencia nº5 “Las tres cimas más altas del Pirineo

Coincidencia nº5  “Las tres cimas más altas del Pirineo”

Diciembre de 2010

  En algunos de mis escritos hago muchas veces alusión a la acción de correr. Es y ha sido siempre una de mis pasiones, siempre ha habido una chispa inexplicable que me empuja a seguir corriendo. Lo hago todos los días, de hecho es otro de mis medios de transporte. Todos los días de lunes a viernes me desplazo de esa forma desde mi lugar de trabajo hasta mi pueblo natal para comer junto  a mi madre. Recorro una distancia de unos 6Km a través de campos de cerezos,  senderos solitarios y caminos de montaña seca, unas veces sobre polvo y piedra y otras sobre barro y agua. El premio es una ducha rápida, una suculenta comida, un rato en compañía de mi madre y mucha energía para afrontar el resto del día. Es mi válvula de escape del trabajo y de muchas cosas.

domingo, 28 de febrero de 2016

Coincidencia nº15 “El chico de la bici”

Coincidencia nº15 “El chico de la bici”

  Hasta hace unos años siempre iba a mi trabajo en autobús. Trabajo en Sant Climent de Llobregat y ese rato de autobús era genial. Me encantaba aprovechar esa media hora para leer, escuchar la radio o simplemente observar el paisaje tanto de lo cotidiano del despertar de una cuidad, como de lo natural de un amanecer salpicado por torres de alta tensión, carreteras que se cruzan, o nubes multicolor.

 Para desplazarme hasta plaza España y coger ese autobús lo hacía en bicicleta, ya que ese era y es muchas veces, mi medio de transporte en Barcelona. Al llegar a Plaza España dejaba la bicicleta encadenada a una barandilla de acero cromado que hay en frente de la comisaría de los Mossos d’Escuadra, justo al lado del paso de cebra que da acceso a la escalinata y explanada  que hay delante de las torres venecianas del paseo de María Cristina. La bici permanecía todo el día allí hasta que yo volvía  por la tarde noche del trabajo. Bajaba del autobús y me desplazaba a los diferentes cursos que hacía por aquella época.

  Era una bicicleta de montaña muy sencilla de color azul con detalles en color amarillo. Me la regaló mi suegro, seguramente la consiguió en algún trapicheó o le tocó en alguna tómbola. El caso es que yo le tenía mucho aprecio ya que me desplazaba alegremente hacía donde yo le pedía.

  Ahora soy el chico de varias cosas, pero en aquella etapa predominaba era el chico de la bici. Siempre somos el chico o la chica de algo, con la gente que corro soy el chico de las piedras, en mi vecindario soy el chico de la bici, en mi familia soy el chico despistado, para otros soy mountain-man, en mi trabajo soy un bicho raro, y en este blog seguramente acabaré siendo el chico de las coincidencias. Normalmente somos muchas cosas, prácticamente todas las que nos propongamos, pero al final y en los diferentes entornos se destaca por la faceta que es menos usual en ese contexto. Ahora me desplazo en coche al trabajo, pero como mucha gente también lo hace, no soy el chico del coche.

  Un día llegué a Barcelona y desde la ventanilla del autobús mi mirada volvió a buscar la silueta de una bicicleta de color azul, pero esta vez solo había un vacío. La barandilla cromada estaba limpia, no había bici, ni cadenas, solo aire y la propia barandilla. No era posible, -¿Cómo es posible que roben la bicicleta justo delante de la comisaría de los Mossos?-¿Pero cómo puede pasarme esto a mí? con la suerte que siempre tengo!!!!-Decidí que seguramente en alguna otra parte alguien le daría un buen uso, esta explicación me dejó tranquilo y feliz. Es una manía que tengo, siempre que me ocurre algo malo o aparentemente malo, le doy la vuelta a la tortilla para darle un sentido positivo.

  Vivo en un bloque de pisos donde no hay muchos vecinos, en cada rellano hay dos puertas y yo vivo en un octavo piso. Es genial vivir en esa elevación, justo a la altura donde se ven todas las azoteas de alrededor, donde la vista alcanza el más allá, y donde cada mañana antes de salir de casa, me regalo ese paisaje y donde cada noche mi vista se deleita al ritmo de un cepillado de dientes.

  Conozco a todos los vecinos pero en aquella época no nos conocíamos ya que éramos recién llegados, además me iba muy temprano, y volvía muy tarde a mi casa, con lo cual el contacto era mínimo. De vez en cuando y a última hora del día me cruzaba a la entrada al portal con algún amable vecino que me sujetaba la puerta para que yo entrara con mi bici. Son gestos que me encantan, como saludar por la calle, decir hola o adiós al entrar o al salir de algún local, al cruzarme con alguien en la montaña, o corriendo por algún camino, en fin son gestos de reconocimiento que ayudan al otro, llenan a uno mismo y no cuestan nada. Por cierto practicando mucho esos gestos llegan a surgir coincidencias increíbles, tal vez esta que os estoy explicando sea el resultado de esos gestos.

  El caso es que la semana que me robaron la bicicleta deseaba tener otra bicicleta, deseaba que fuera plegable y vieja, de veras, lo deseaba para poder desplazarme y que la bici no llamara la atención.

  Al cabo de una semana cual fue mi sorpresa que al salir del ascensor y en el rellano del octavo piso me encontré con una bicicleta igual a la que yo deseaba. Abrí la puerta de casa y le pregunté a mi mujer si había visto la bicicleta, me dijo -Si, es para ti-.

 Resultó que los vecinos del segundo piso, un matrimonio con dos hijos de edades similares a los míos, tenían una bici que no utilizaban casi nunca y que empezaba a molestarles en el piso. La  iban a tirar pero se habían fijado en la parejita del octavo y en el “detalle” de que a menudo íbamos en bici. Seguramente también se habían fijado en otros detalles. Así que subieron al octavo piso para hacernos un regalo que para ellos se había convertido en un estorbo.

  Justo en el momento preciso, de forma casi automática y sin saber ellos nada del robo ni de mi deseo de conseguir una bicicleta igual a la suya.

  La vida está llena de coincidencias, probablemente somos su resultado. El reconocimiento y el cuidado de los demás y del entorno hace que dichas coincidencias sean muchas veces verdaderos regalos inesperados, solo hay que fijarse en los detalles, apreciar los matices, aceptar lo que eres, agradecer lo que tienes y celebrarlo todos los días, como cumpledías.



domingo, 21 de febrero de 2016

Coincidencia nº14 “El chico de las bambas rojas”

Coincidencia nº14   “El chico de las bambas rojas”

Año 2016

  Hace cuatro años conocí al que hoy es uno de mis mejores amigos, tal vez el mejor, se llama Álvaro. Cada domingo subo corriendo desde mi casa, cerca de plaza España, hasta Collserola. Para llegar hasta Collserola he de hacer un recorrido por ciudad de unos 5 Km, tras el cual y desde uno de los puntos mas altos de Barcelona, Sant Pere Martir, parten infinitos itinerarios que permiten conocer cada rincón de esta bonita montaña. Pero esos recorridos y un montón de coincidencias y anécdotas en ellos sucedidas  los dejaremos para otras historias.