Había sido un mes de marzo con mucha paciencia de Mohamed con David. Mohamed estaba de Ramadán, y David, que siempre estaba de broma, casi todos los días de ese mes, le acercaba el vaso de café para que lo oliese. Mohamed sonreía y aguantaba con serenidad las bromas diarias de David. Sentían mutua admiración, y Mohamed sabía que, al margen de las bromas, David era una persona profundamente respetuosa.
El mes había pasado rápido, al menos para David, no tanto para Mohamed. Era lunes, el Ramadán había terminado y todo volvía a la rutina. Mohamed se presentaba sonriente frente David con un café en la mano para que viera que ya había terminado la penitencia, y David recordaba la charla del día anterior con los entrañables padres de Noe.
Recordaba como petit, el padre Noe, le explicaba que uno de los últimos deseos de Noe había sido tomar un café.
Y así empezaba a escribir estas palabras basadas en una historia real, o no, donde un accidente de coche rompía todas las expectativas, donde el amor fue la única alternativa y donde un café y una copa de cava fueron algunos de los últimos deseos de Noe.
Llevaba años soñando con aquel lugar, con aquel viaje, de hecho, llevaba mucho tiempo preparándolo.
No se le podía escapar ningún detalle, tenía la total determinación de que el viaje sería solo de ida. Aunque se quedaba en casa, todos sabían que se iba muy lejos, y que probablemente no volverían a verla nunca más.
Había tomado la determinación de dejarlo todo, y trascender a aquel paraíso preparado especialmente para ella, a aquel lugar que pocos conocían.
Nada podía fallar, por eso había dejado las tareas de preparación a cargo de sus personas de mas confianza, sus padres, su hermana y sus sobrinas.
Tenía que ser un lugar totalmente hermético a molestias e interrupciones externas, su paraíso debía ser así, por eso ese trabajo se lo dejó a su padre, conocido como “Petit”.
Petit estaba jubilado, había sido un constructor de la zona y era todo un experto en albañilería y edificación.
En cuanto al lugar y el paisaje que ella buscaba, debería ser azul con un cielo limpio de nubes, tal vez con un sol y una luna, donde se viera todo un universo de estrellas, constelaciones y todo lo que su imaginación había llegado a desear, todo ello presidido y velado por un hada.
Las personas que Noe había elegido para prepararlo todo eran casi alquimistas, habían convertido un tubo de uralita en todo un paraiso para ella.
En cuanto al que escribía estas palabras, solo le desearía buen viaje. Lo haría a su forma, corriendo y escribiendo su nombre en uno de sus maratones improvisados de un día para, pero con la mas absoluta conciencia y con todo el sentido.
Ella le había enviado una carta en la que le trasmitía su gratitud por aquella iniciativa de las piedras viajeras. Sería el último mensaje que ella le escribiría, al igual que otros muchos que envió a toda su trupe de personas queridas.
Noe probablemente ya no lo recordaba, o tal vez si, pero antes de sus piedras viajeras hubo otras piedras, las piedras viajeras “The sky is the limit”. Dichas piedras habían trascendido a unas piedras en blanco, que solo Xavi y David recordaban. Nna, la chica que pintaba las piedras les había dado una gran lección, a Noe ya no le hacían falta unas piedras con elaborados y preciosos dibujos, debía ser ella misma quien las pintase y les diese color y sentido. Por eso las últimas piedras que Nna entrego a Noe a través de David y Xavi estaban en blanco.
Noe les daría color para que emprendieran un nuevo viaje siguiendo “El camí de la papallona”.
El que escribía recordaba el motivo por que Xavi había ido a buscarle años atrás. Xavi tenía una paciente que le pedía ayuda para trascender. Corría el año 2014.
Aquellas piedras blancas sin dibujos solo fueron la última excusa para aplazar unos años su último viaje. Piedras que más tarde le suministraría su padre y que luego ella pintaría con ayuda de su madre.
Al final lo consiguió, tras ocho años disfrutando del camí de la papallona, Noe decidía que ya era hora de volver a plantearse aquel último viaje. Para ella había llegado el momento de devolver todo el amor que ella había recibido de su familia. Casi tres años duraron los preparativos para regalar a su familia su vida, la daría por ellos, para su descanso y en gratitud por todo lo que ellos habían hecho por ella.
Y lo hizo, de la forma mas natural que pudo, sin apenas llantos ni tristeza, simplemente como el que se marcha de viaje con la ilusión de descubrir un lugar mágico.
El que escribía este texto tenía pendiente una charla, sentía la necesidad de volver a ver a los papás de Noe. Ellos dos eran parte de ese círculo cerrado de personas por las que sentía un especial aprecio, y así se lo quería demostrar y así se lo demostraría en años venideros.
Y otra vez se presentaba frente a aquel portal. Como otras muchas veces tocaba al timbre del tercer piso, con la ilusión de volver a verles, de volver a ver esas miradas de gratitud sincera y mutua, por las experiencias vividas. Además, y por parte del que tocaba al timbre, expresar su admiración por unos padres que lo habían dado todo.
Y a los pocos minutos ya estaban inmersos en recuerdos de Noe. Dolors le explicaba anécdotas con Petit y Noe, como aquellos días en que las dos se iban de compras.
Cuando llegaban a casa dejaban alguna de las bolsas de ropa nueva en la puerta de entrada para que su padre no las viera, cuando Noe estaba dentro, su madre cogía las bolsas disimuladamente y las introducía a escondidas.
Su padre era increíble, el que escribía se reía mucho con él. Cada vez que madre e hija volvían de pasear Petit se desesperaba; "Ja heu tornat a comprar, ostia puta!!!
Cuando salían de compras y la silla la llevaba su madre se paraban en todas las tiendas. Muy distinto era cuando el padre era el que pilotaba. Pasaba rápido por las tiendas y Noe se desquiciaba, giraba la cabeza todo lo que podía para mirar a su padre, pero Petit solo miraba al frente y corría a toda prisa para que Noe no viera las tiendas. Por supuesto que Noe ya sabía en cada momento donde estaba cada una de las tiendas.
Y entre risa y risa, Petit lloraba mientras explicaba aquellos recuerdos que ahora eran anécdotas, pero a la vez los tres reían a carcajadas, tal vez de la vida, de lo puñetera en positivo que había sido Noe, de como lo tenía todo meticulosamente planeado, de como habían hecho aquel minucioso trabajo, cuyo centro era su alma mismo. Dolors se preguntaba; ¿Pero como lo pudimos hacer? Y además, lo hicimos tranquilos, no hubo lloros, era solo cumplir un deseo y llevarlo a cabo. Petit le explicaba lo que le decía aquel ultimo día a su hija; "Noe recorda que avui és l'últim dia que et dono d'esmorzar, recorda que després a dalt no et donaran d'esmozar". Y Dolors relataba como ese día Noe se había arreglado como lo hace una fémina de apellido Gaya, debía de ir mas guapa que nadie, ni siquiera su hermana le iba ganar en estilo de vestimenta.
Petit le explicaba que tenía 56 años cuando su hija tuvo el accidente, curiosamente esa edad tenía David al escribir estas palabras.
Y así terminaba aquel escrito, enlazándolo con el comienzo, y cuya finalidad era rememorar la figura de Noe y de su legado, como ejemplo de que el amor no entiende de límites ni de pérdidas; se reivindica en los gestos mas pequeños, aquellos que iluminan incluso la oscuridad. Como ese café y esa copa administrados a través de una sonda PEG como último deseo y brindis por la vida, o como ese padre que le acerca la taza de café y le humedece los labios con ternura y una chispa de cava.
Noe eligió su camino, pero nos dejó un mapa y un legado —el de las piedras viajeras— para que nunca olvidemos que el amor también es una forma de eternidad, que incluso con la mochila mas grande cargada de piedras se puede conquistar la montaña mas alta.
Gracias por todo tu legado, gracias a ti muchas personas con limitaciones de todo tipo están viendo cumplidos muchos de sueños, como subir una montaña o encontrar un piedra mágica cargada con tu energía.

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