domingo, 31 de octubre de 2021

Swimrun 2021 y mucho mas

Aquel día no habría fotos, así lo decidió aquel hombre, el fotógrafo de Marnadadas ya no iría en calidad de fotógrafo, atrás quedó su cámara y ese día iría como nadador. Mas adelante tendría que dar el paso final y desprenderse de todo, pero nuevamente sería su intuición la que decidiría el momento adecuado, y ese momento aún no había llegado.
Habían pasado diecisiete años desde que Cadaqués entró en su casa. Un buen día uno de sus maestros le regaló aquel cuadro que con tanta intensidad brillaba en la sala. El chico de las bambas rojas no lo sabía, pero ya estaba escrito a oleo que algún día sucedería. Su aventura juntos ya había empezado mucho antes de conocerse.


Aquel hombre siempre escrutaba las infinitas posibilidades y motivos que habían desencadenado momentos que de otra forma no hubieran sucedido.
¿A que se debía que el agua le llamase en ese momento con tanta intensidad? Creía ser un hombre de montaña, tal vez esa necesidad de zambullirse en cada lago y en cada rio que se cruzaba en sus excursiones era una llamada de su infancia. Su familia contaba una leyenda de la infancia de aquel hombre, decían que el agua le volvía loco, cada vez que estaban cerca de un rio o un pantano, el travieso y revoltoso niño que soñaba con volar era el primero en meterse en el agua. Él no lo recordaba y de hecho creía que era un exageración de la familia. Cuentan que una de las veces en que aquel niño inquieto y travieso se metió en el agua estuvo a punto de ahogarse, fue su padre quien lo sacó de las profundidades y al límite estuvieron los dos de quedarse en el fondo para siempre.
Mirando aquel cuadro de Cadaqués que entró en su casa tantos años atrás, otra vez volvía a escribir, le encantaba jugar con lo místico y lo real, y este escrito que escribía no sería mas que la antesala de lo que estaba por venir, Cadaqués les volvía a esperar y por fin tras Cadaqués aquel hombre se desprendería de todo.
Atrás quedaban las semanas de desencuentro que sirvieron para forjar aún mas su amistad, lo harían por sus amigos, por sus familiares y allegados, y sobre todo por ellos mismos. La vida les había enseñado las fauces a los dos, con la cincuentena de años que ambos arrastraban no podían desperdiciar la experiencia y el nivel adquirido en las citas previas a aquel formidable evento en Cadaqués.
Él había culminado su propósito en los pirineos y para el chico de las bambas rojas atrás quedaron los 20 Kms de nado que con tanto esmero había preparado junto a sus amigos Marnadadores, otra vez formaban un gran equipo y ahora los dos juntarían toda su energía para concentrarla en una fecha, 23 de octubre de 2021.
Acabada de terminar de leer su última lectura estival, "La cara norte del corazón" de Dolores Redondo, leer le ayudaba a evadirse de su vida real, la lectura le transportaba a otros mundos paralelos, muchas veces se traía de esos mundos paralelos detalles que incrustaba en su día a día, y que enriquecían sus historias e incluso su vida.
Le había prometido a Sio que su próxima lectura sería la primera versión de su novela. Sio la había escrito años atrás y había ganado un premio floral, e incluso la habían animado a publicarla, pero la editorial le había pedido escribir una versión alargada, en aquel momento Sio no encontró la inspiración necesaria para hacerlo. Sería años mas tarde cuando aquella segunda versión posiblemente fuera publicada, y probablemente sería aquel niño que soñaba con volar uno de los primeros afortunados en tenerla en sus manos. Pero ese momento aún no había llegado y ahora tocaba zambullirse en la primera versión.
Semanas atrás había tocado a la puerta de su casa, sin la esperanza de que aún viviera allí, pero la puerta se abrió y la magia surgió, ahora tocaba abrir su novela, y al abrirla el hechizo se repetía, "Quien te dijo que el agua del amar era dulce" rezaba el título. Demasiadas coincidencias que junto a sus lecturas enriquecían sobremanera su vida real. Había dejado de coleccionarlas, ya no las buscaba, aparecían en su vida de manera natural, esas coincidencias solían ser buenos augurios de lo que estaba por venir, cuando sucedían sabía que todo saldría mejor de lo esperado.
"Quien te dijo que el agua del mar era dulce", ese título le transportaba a sus inicios en aguas abiertas, el sabor a sal en la boca durante todo el día era el precio que pagaba por disfrutar de un buen rato en aguas abiertas, deseaba un imposible, agua dulce en el mar. Ya había conseguido acostumbrarse a dicho sabor, pero ahora Sio le recordaba aquella época pasada.
Su nombre sería Lucas, otra vez se ratificaba la sincronicidad con la llamada del agua, otra vez se aferraba a las coincidencias.
El hijo de aquel nadador de aguas frías, el hijo del irreverente a los termómetros se llamaba igual que el hijo de quien le enseñó el arte de las coincidencias. Por supuesto, la mamá de Lucas era Natalia, la chica a la que le derivaban pacientes con EM, la chica de la coincidencia 52.
   Faltaban solo dos semanas para el evento cuando Sio le envió aquel mensaje, -Me acaban de dar el resultado del control oncológico. Estoy libre de cáncer. En seis meses el siguiente. Las buenas noticias hay que compartirlas con la gente que quieres. La felicidad tiene efecto multiplicador. Gracias por todo, David-. Dos semanas mas tarde aquel hombre terminaría de leer la novela de Sio. Siempre encontraba alguna coincidencia a la que él daba sentido, la protagonista de la historia de Sio vivió un tiempo en La Barceloneta en la calle Miquel, aquel hombre casualmente recorría siempre la calle Sant Miquel en su recorrido al punto de salida de sus Marnadadas, además Leandret, el marido de la protagonista de la novela, era aficionado a nadar en aguas abiertas. Su conexión con Sio después de tantos años era total.
   Escribía historias y hechos a base de párrafos y detalles aparentemente inconexos, pero que al final confluían materializando el ansiado momento que el mismo estaba creando. Todas esas pequeñas historias, esas coincidencias que él iba encadenado no eran mas que la gasolina de sus sueños, eran la materia que iba alimentando ese momento. Así veía aquel hombre la vida, era mas intensa y mas bonita dándole un significado mas profundo a cada hecho.
   Pero esas últimas semanas de coincidencias, de cierta sincronía y de buenas noticias le sobrepasaban. Incluso aquel chico, Valentín Giró, que participó en la conquista del K2 por la Magic Line en 2004, se ponía en contacto con él para recordarle que tenían un encuentro pendiente.

   También Ethel le enviaba una foto sorpresa con un corto escrito, solo decía "ahí va eso", y en la foto aparecía Ethel junto a un hito del camino de Santiago. Ethel había vencido un cáncer cuya victoria la empujaban a comerse la vida.

   Además Marina, la protagonista de la coincidencia nº 55, estaba en su mejor momento de salud.
Era increíble la cantidad de mensajes inesperados y positivos que esas semanas previas estaba recibiendo.
   Para colmo la semana anterior al evento en Cadaqués el irreverente a los termómetros también cumplía años, concretamente el día 14 de octubre, otra bonita coincidencia. Resultó que la mujer de aquel hombre, María la princesa de sus sueños, también cumplía años ese mismo día.
   A medida que se acercaba el día de la prueba seguían llegando bonitas y mágicas noticias.
   Pocos días antes de aquel evento deportivo Andrea publicaba el siguiente mensaje, "A veces, aunque no lo creamos, las historias con final feliz made in Holywood existen". Andrea era una chica que nadaba en el mismo grupo de marnadadores que nadaba él. Ella no lo sabía, pero aquel hombre la admiraba en secreto, era una super deportista, conocedora del arte de madrugar, una tipa genial y además era traductora de varios idiomas, inglés, francés, italiano y portugués. Le recordaba a la persona que le inició en el mundo de las coincidencias, también era traductora de varios idiomas y era la protagonista de la historia " The sky is the limit". Diez días antes su perro Fibo había desaparecido dejando un infinito vacío en su casa. Todos los días Andrea se despertaba con la esperanza de recibir noticias de Fibo, incluso había enviado un mensaje al universo en forma de RUNART escribiendo Fibo a golpe de zancada y en un recorrido de 9 kms. Habían recibido noticias de que Fibo había sido avistado por la zona de Pallejá. A la desesperada habían planeado dejar ropa de Andrea y su pareja por la zona donde Fibo había sido avistado, además dejarían una cámara detectora de movimientos para filmar a Fibo con la esperanza de que apareciera guiado por su olfato. Al día siguiente al ir a buscar la cámara cual fue su sorpresa al ver que la cámara había detectado movimiento y había lanzado fotos, era Fibo quien aparecía en las fotos durmiendo sobre el jersey de Andrea. A la noche siguiente planearon la misma estrategia pero además colocarían una jaula para que el asustadizo Fibo no huyera. Pasarían la noche hasta que Fibo apareciera. Y así fué, Fibo apareció y se cumplió el final de feliz de Holywood. Aquella bonita historia sería para aquel hombre mas energía positiva a solo dos días del evento.


   El día anterior a la prueba coincidía con Andrew. Andrew era un tipo americano de unos 60años, hacía años que Andrew había recabado en Barcelona, y fue durante las olimpiadas cuando se conocieron. Era un tipo genial que siempre iba con una gorra de beisbol y al que le gustaba el atletismo, su aspecto era el de un jugador de rugby americano, medía 1,82 y pesaba 95Kg, tenía una espalda amplísima y robusta, cada uno de sus fuertes brazos era tan fuerte y tan grande como una de las piernas de aquel hombre que escribía. Pero acompañando a ese aspecto fuerte y rudo había una mirada dulce, serena y melancólica, tal vez fruto de algún que otro revés de la vida. Ese aspecto de Andrew, esa mirada y esa pasión por el atletismo habían cautivado a David. Nunca tuvo el atrevimiento de preguntarle porque iba siempre con muleta.
Aquel agradable encuentro con Andrew fue el último regalo sorpresa para David. Hacía dos años que no veía a Andrew, y muchos días se acordaba de él, el Parque de l'Escorsador ya no era lo mismo sin Andrew. David temía en el peor de sus pensamientos que tal vez la pandemia se lo hubiera llevado. Aunque en secreto se entristecía de ver que Andrew andaba muy poco a poco acompañándose de aquella vieja muleta, supo que para ambos había sido un bonito regalo charlar de running y entrenamientos. Ese encuentro con Andreu le lleno de energía, fue el último impulso antes de la prueba en Cadaqués.


En secreto visualizaba el momento, su pareja de swimrun le daría un gran abrazo mientras el no podría ni hablar, se ahogaría en presencia de su amigo asfixiado por un torrente de lágrimas, el chico de las bambas rojas solo podría escuchar el deshago de sus palabras tartamudeadas y truncadas por la emoción. Las visualización del futuro era otra de las técnicas que había implementado de forma natural en su que hacer diario.
Entonces estaría en conexión con aquel mundo paralelo que se había inventado para seguir conectado a sus seres queridos que ya habían partido. Cuando ponía su cuerpo y su alma al límite algo vibraba dentro de él, esa vibración interior era su prueba de esa conexión con aquel mundo paralelo.
Mientras el escribía, María permanecía la mayoría de veces al teléfono ayudando a sus allegados. Habían sido tiempos de pandemia y de muerte, y escuchar a María dando a diario alegría a su propia familia y a la familia de su marido, cautivaba a aquel hombre, que en secreto dejaba de escribir para escuchar como ella alentaba a Jordan o Marina, o a aquella tía suya que vivía sola y que pasó media pandemia encerrada en una habitación. María, que no prestaba atención a aquellos escritos, era quien le daba la paz y equilibrio necesarios para seguir haciendo lo que le gustaba, para seguir escribiendo aquellas historias, y aunque ella siempre se mantenía toscamente al margen de todo aquello, era ella quien a la vez le daba la fuerza y la inspiración suficiente.
"Reza para que no pase lo que tu deseas", era su última advertencia al chico de las bambas rojas. Tenía claro que así sería, después ya no habría mas SWIMRUNs en pareja, al menos para el personaje de la historia que escribía. Seguía jugando con lo ficticio y lo real, se ponía en la piel del personaje a conveniencia del momento, seguía entrelazando realidad y ficción, solamente él era el dueño del final de aquella trama. Llegado el día fundiría realidad y ficción y así terminaría aquel escrito que llevaba semanas preparando.
                               

   Aquella foto resumía lo sucedido, estaban en su mejor momento como pareja de Swimrun, los dos lo habían dado todo para fundirse en un solo ente, en un solo team.








   Dos individuos unidos por un mar de coincidencias, dos enamorados del mar y la montaña, cada uno con sus propias peculiaridades, diferentes completamente pero unidos por un hilo invisible, improvisación frente a logística, constancia frente a fuerza, verso frente a prosa.
  Atrás quedaron las expectativas que sus mas allegados depositaban en ellos,-queremos podio-, -seguro que habrá podio-, y que incluso aquel hombre que escribía había reflejado en sus escritos previos. Ellos sabían en silencio que eso no sería posible, su sexto puesto en la última edición 2019 marcó el límite de sus expectativas.
  Su edad no perdonaba, la cincuentona de años que arrastraban no podía vencer al nervio y a la bravura de otros equipos mas jóvenes, la mayoría franceses, equipos que al igual que ellos participaban con toda su ilusión y probablemente con todo su alma.
  Cuarenta y seis parejas de dos individuos, que como ellos estaban unidos por un hilo invisible, impalpable y acaso espiritual, todos con el mismo sueño por bandera.
   -Reza para que no haya podio- le había escrito aquel hombre, y así fue.
   Un quinto puesto en aquella prueba de 2021 les daría alas para que sus allegados siguieran creyendo en aquella falsa posibilidad, alas para seguir con el embuste de la expectativa, alas para seguir unidos por los entrenos, alas para seguir tocando el vacío de lo imposible. Y allí estaría Mónica, ¿que harían aquellos locos sin ella?


   Habían terminado la prueba y como otras veces aquel hombre volvía escribir, otra vez el lado optimista por naturaleza volvería a alimentar las falsas esperanzas que sus amigos y allegados depositaban en ellos.
   Meses atrás era Ethel quien le había puesto en muchos momentos la piel de gallina, ahora era ella tras leer aquel escrito y ver aquellas fotos quien le decía, -Que emociónante, los pelicos como escarpias. Bravo David y compañía!!!-.
   Ese comentario de Ethel les daba de nuevo fuerzas y empezaba de nuevo a alimentar la falsa expectativa.
Cuentan sus amigos y allegados que aquellos dos locos repitieron la misma aventura en el año 2022, pero esa historia aún no había sido escrita.

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