domingo, 27 de junio de 2021

Coincidencia nº 55 "A propósito de Emma Roca y de un vacío infinito"

 Coincidencia nº 55 "A propósito de Emma Roca y de un vacío infinito"

                     

Así lo decidió, su tío dejaría el encabezado del escrito de su compañera de trabajo Ethel tal como ella lo escribió, sin entrar en detalles, sin intentar dulcificarlo ni retocarlo, real simple y crudo.

“La fatídica palabra se apoderó de su cuerpo, cáncer. Su mente no podía dejar de repetirla. Aunque no estaba todavía diagnosticado, ella lo sabía y dejó a sus buenas amigas tomando un café para ir a recibir la noticia. Al dentista les dijo que iba. Ni a su atento marido informó. Quería afrontar el primer minuto del largo camino que le esperaba sola con sus sentimientos. Confirmado el pronóstico, solo quedaba respirar hondo y coger fuerzas para informar a los que serían su apoyo en los meses venideros……… Tremendo trago, sobre todo con sus hijas. Dos preciosas niñas que lloraron fundiéndose en un largo abrazo repleto de amor. ”

Carpe Diem (Ethel)

No nos educan para la muerte, ese goteo incesante que es combustible de vida para los que se quedan aquí, y aunque el dolor es infinito, nos deja en un nivel superior.

Aquí empieza este relato.

Mami!, mami!, mami! es lo único que acertaba a balbucear Marina mientras sufría otro horrible ataque neuropático del trigémino y luchaba entre vómito y vómito por aguantar ese horrible dolor que desde hacía años no la dejaba vivir. “Tendrás que hacerte amiga del dolor” era el último diagnóstico de los doctores para la pequeña Marina.

Toda una vida de hospitales no la habían preparado para semejante vacío, ni siquiera la muerte de algún compañero de hospital había podido curtirla lo suficiente para soportar esa perdida.

Y allí estaba el niño que soñaba con volar, su tío, que lloraba disimuladamente mientras sonreía a las chicas de la cruz roja y se afanaba en colocar a Marina de costado en el suelo para que respirara mejor y no se asfixiara, a la vez que llamaba por teléfono a su cuñado. Ya intuía lo que iba a suceder a continuación, llegaría la ambulancia y en cualquier momento aparecería el papá de Marina a toda prisa para arropar a su hija como solo el sabía hacer, y acompañarla, al igual que otras muchas veces, al hospital Valle Hebrón.

Otra vez todo lo planificado por Marina y por su tío se iba al traste, la ilusión con la que Marina llegaba a las instalaciones de La Cruz Roja para presentarse voluntaria y dar lo mejor de ella misma por ayudar a los demás. “Tito, tito, quiero ser voluntaria sin que me paguen nada”.

 En estas situaciones con Marina su tío siempre recordaba una frase de su admirado Eduard, “El ser humano es optimista por naturaleza”, nuestro espíritu de supervivencia y dicho optimismo natural nos obligan a seguir adelante. Marina seguiría siempre adelante como el que persigue nubes.

Seguiría animándose a ella misma publicando en Instagram frases de inspiración y ánimo, que lanzaba a los demás y que se aplicaba a ella misma, “Sigue luchando”, “A veces cansada pero no vencida”, ……seguiría dando lo mejor para sacar los estudios, a pesar de las múltiples recaídas e ingresos, y seguiría recordando a su mami cada vez que los ánimos la tumbaran.

El amor es la gasolina que nos impulsa a seguir siendo lo que somos. Ella iba sobrada de amor que se había ganado a pulso, una mezcla de picardía, amor a la familia y a la vida, y una curiosidad inmensa eran la fuerza que la mantenían vital.

Su pequeña estatura, su aspecto frágil y su enfermedad crónica, escondían a una verdadera Samurái de la vida.

El año tan duro de pandemia, de cáncer y de muerte que había pasado sería para ella mas gasolina para seguir adelante. A pesar de la dureza de noviembre del año 2020, su tío nunca la había escuchado llamar a su madre, solo en el momento de semi-inconsciencia en las instalaciones de la cruz roja, la oyó suplicar entre sollozos, mami! mami! mami!

Los sueños hay que retomarlos pase lo que pase, y así como el que tiene el deber de seguir adelante seguiría Marina. Daría igual que fuera rechazada en el colegio por su frágil aspecto, por sus limitaciones. Su tío le decía, “tú estás en otra dimensión de vida por encima de los mortales normales” y debes luchar con ese hecho y comprenderlo.

El estado de bienestar funcionaba bien, o eso quería creer su tío para aferrarse a su optimismo. Pero en las fronteras y en los límites siempre suelen haber conflictos y dificultades. Marina vivía fuera de los límites considerados normales y por eso el rechazo de sus compañeros e incluso el rechazo de algunos profesores, el rechazo de la sociedad. Su familia mas cercana era su refugio, y su con su tía María formaban un gran equipo. Muchas de las veces en las que Marina estaba ingresada y su papa no podía estar con ella por temas laborales, o por su otra hija Carlota, que también era una niña inmunodeficiente, era su tía quien la acompañaba.

Esa sería la coincidencia mas fascinante de su colección, la profunda conexión de su mujer con Marina.

Si su mujer hubiera leído alguno de sus escritos, hubiera dicho que solo eran chorradas. María era así, terca como una mula, bella como el mar, ardiente como el fuego, distante como el cielo, dura como la montaña, pura furia de amor y de vida. Ella era el mejor soporte familiar de Marina en los malos momentos. Marina rota por una inmunodeficiencia y su tía rota por una EM, las dos con un corazón y fuerza indomable, las dos formando un gran equipo en los ingresos de Marina, y en otros muchos ámbitos.

Aquel año tan frio y oscuro que se llevó a su madre no se llevaría su recuerdo, ni su esencia.

Marina seguiría adelante, y aunque no volvieran aquellos momentos de las cosas cotidianas, del beso de ella cada mañana, ella sentiría la fuerza a su madre en cada recaída, en cada batalla y en cada victoria.

Se había propuesto estar en la exhibición de gimnasia rítmica  de fin de curso y allí estaría pasara lo que pasara.

El día 20 de junio de aquel año, aquel hombre que de niño soñaba con volar, se dispuso junto a su mujer, María, a acompañar a Marina en su exhibición de gimnasia rítmica con motivo del fin de curso. El acto se celebraba en el teatro auditorio de Castelldefels.

Otra vez Marina conseguía tocar las nubes tras mucho perseguirlas, otra vez su tío lloraba disimuladamente y sonreía, pero esta vez los llantos disimulados no eran de tristeza por una recaída de Marina, sino por la alegría de una nueva victoria, y las sonrisas  no eran para las chicas de la cruz roja, las sonrisas eran para María, su princesa.

Unos años antes Marina no hubiera imaginado poder estar en aquella representación de fin de curso, ni terminar la ESO con todo aprobado y con la de faltas que había tenido por ingresos en el hospital, pero ella era así una “cazanubes”. Y su madre seguramente la estaría empujando desde algún remoto lugar.

Finalizada aquella actuación Marina bajó del escenario y se sentó junto a su familia justo al lado de su papa y de su tito, para seguir disfrutando del resto de actuaciones.

Este fue uno de los susurros de Marina a su tío en las oscuridad del aquel auditorio,  “Tito, hoy no está la mama y me siento rara, pero he seguir haciendo lo que me gusta y buscando a la mama en cada rincón porque la vida sigue y yo seguiré persiguiendo nubes”.

Aquí termina este breve relato a propósito de Emma Roca y que probablemente no te esperabas.

El día 18 de junio falleció Emma Roca de cáncer. Emma Roca era una corredora y esquiadora de relieve internacional, pionera en deportes de alta montaña, además era doctora en ingeniería biomédica y bombera profesional en el Grupo de Rescate de la Generalidad de Cataluña.​ Pero mas allá del deporte, Emma era una madre soñadora, al igual que la mamá de Marina y Carlota. El amor a la montaña que sentía el tío de Marina en parte era por  Emma Roca, una de sus comics de montaña.

  Emma Roca ha sido el motivo que me ha lanzado a escribir este breve relato a propósito del vacío que dejan las madres que se van antes de tiempo.

  Marina y Carlota son dos niñas mellizas que son Inmunodeficientes, no hay un diagnóstico claro ni solución a esta enfermedad, al menos de momento. Se manifiesta de muchas y variadas formas, en el caso de Marina cíclicamente le dan dolores brutales de la cara y del esófago. Son dolores tan grandes que le causan vómitos cíclicos y otros efectos secundarios. En el mejor de los casos puede estar un mes y medio sin este problema. Su crecimiento es mas lento que el de los niños normales debido a los continuos ataques que la dejan bajo mínimos cíclicamente, requiriendo muchos de ellos ingreso en el hospital. La falta de su madre hace aún mas difícil esta situación tan dura.

Marina ya empezó con sus labores de voluntariado en la cruz roja de Castelldefels, que desarrolla con toda su ilusión y sus ganas de ayudar a los demás.

En cuanto a Carlota,….esa es otra historia que merece otro escrito.

En cuanto al tío de Marina, aquel niño que soñaba con volar, aquí encontrareis otra de sus historias:

http://trapmisotraspasiones.blogspot.com/2016/04/coincidencia-n20-alas-rotas-y-el.html?m=1

 En cuanto a Emma Roca, aquí os dejo este Link:

https://www.emmaroca.com/personal-es#biografia-link

En cuanto a Ethel, ella superó su enfermedad, no hay un vacío infinito en su bonita familia, y sigue siendo todo un ejemplo de vida y lucha para aquel hombre que de pequeño soñaba con volar.



 

2 comentarios:

  1. Un millón de gracias David
    Que suerte tenemos teniéndote.

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    1. No se quien eres, pero la suerte es mía de encontrarme a personas como tu, que también me hacen sentirme afortunado y me impulsan a seguir haciendo lo que gusta, a cuidarse mucho y a rodearse de personas que le hagan sentir a un@ afortunad@

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