sábado, 1 de noviembre de 2025

321

Le prometí hacer toda la divulgación posible, y por ese motivo este escrito.

Una hora antes, la había visto organizando con una calma resuelta el acto en memoria de las dieciséis víctimas de la tragedia ocurrida en su ciudad, Novi Sad, al norte de Serbia. Me acerqué entonces, movido por la compasión y la curiosidad, para preguntarle por lo sucedido. Fue entonces cuando ella, con todo su cariño y una gran amabilidad, me prometió que, una vez finalizado el acto, me dedicaría todo el tiempo necesario para explicarme la historia completa en el marco de las Free Conversations.
Dieciséis minutos de silencio por dieciséis victimas de la tragedia. 


Y así fue. Bajo una luz tenue y con la voz cargada de un pesar que el tiempo no había disuelto, me contó cómo, hacía justo un año, el tejado de cemento de la estación ferroviaria de Novi Sad se había desplomado sobre los pasajeros. Un accidente devastador que se cobró dieciséis vidas y que, como un rio subterráneo de indignación, desencadenó una ola de protestas sin precedentes contra el gobierno serbio.

No daba crédito a lo que veía y escuchaba. Ella trabajaba como Project Manager, y justo esa misma semana yo había estado indagando sobre formaciones en gestión de proyectos y metodologías PMI. Pero ahí no terminaba la conexión. Para colmo de asombros, llevaba tatuado en el antebrazo uno de mis números secretos: 321. Las mismas tres cifras que representaban las 3 horas y 21 minutos que me costó ganar la mejor carrera de mi vida, allá en 2008 en la maratón de Collserola. Y, como si el universo insistiera en guiñarme un ojo, en su otro brazo volaba una mariposa: el símbolo exacto de aquel proyecto tan especial que había volado de cima en cima., los "Itinerarios Up Stones", en cuyo símbolo vuelan unas mariposas.

Cada símbolo era una llave que abría mi curiosidad. Mientras me hablaba con pasión de Yugoslavia, yo recordaba las brutales imágenes de su guerra en los 90, cuando Slodoban Milisevic a sangre y fuego desintegro el país.

 "¿Y el 321?", pregunté con el corazón inflamado, resulto que Ivana era muchas cosas, no solo era Project manager, era programadora, artista, coordinadora, apasionada, involucrada,..y todo lo compatibilizaba con otras etiquetas o diagnósticos como dispepsia, TDA o autismo. El 321, me explicó, es un método de regulación sensorial y emocional diseñada para ayudar a personas autistas, especialmente niños, a manejar momentos de ansiedad: 3 cosas que ves, 2 cosas que tocas, 1 cosa que oyes. Una herramienta para calmar la ansiedad y reconectar con el mundo. 

Poco más duró la conversación, pero los dos sabíamos que sería solo la primera de otras muchas que vendrían.

 Este es solo el breve relato de una conexión donde el dolor y la esperanza se encontraron, donde dos mundos distintos conversaron bajo el mismo arco.

Finalmente me di la vuelta, y para conectar con su lado artístico le entregué la última ranita de aquel ejercito de ranas.



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