Coincidencia nº 16 "El poder de la mente y los 14 palitos" (Parte 1)
-La mente lo puede todo- esa frase escuchada
en boca de un rey fue la que me dejo varias noches en vela, buscando una
respuesta en la lectura, intentando escudriñar entre párrafos en que dichosa
parte de la mente se encontraba ese poder.
Con esa
frase se despidió el rey de la montaña
de mi casa en un día de Navidad del año 2011, un día en el que los deseos fueron hechos, un
día en el que el alma de la montaña se entrelazo con el alma de la ciudad
en forma de Pascua, un día inolvidable de caballeros que viajan a lomos de un
corcel negro, un día en el que el mito se hizo azar y el azar besó mi casa.
Kilian (El rey de la montaña), en mi casa con mis hijos David e Iván, Navidad 2011 |
Unos meses después allí estaba yo, en el rellano de un tercer
piso de la calle Riu d’or, frente a un poster colgado en la pared, un poster
que decía así “Sin ilusión no hay proyecto”, un poster en equilibrio en aquel
momento con cada parte de mi cuerpo, a la derecha una puerta blanca, detrás mi
destino y en mi mente un objetivo,
entregarle un libro con el sello del rey de la montaña. Quien me iba a decir lo
que después sucedería.
Leí libros y libros, y en ninguno de ellos encontré
donde se hallaba ese poder de la mente. Solo encontré lo que ya sabía, cuando
nuestro cerebro da un significado a algo, un sentido, nosotros lo vivimos y lo
experimentamos como una absoluta realidad. Estamos seguros de que eso es así
sencillamente porque lo vemos, pero no siempre lo que vemos es la realidad, al
final lo que vemos es una interpretación de la realidad. Esa interpretación dejará
de coincidir con la realidad a medida que obtengamos nueva información. Poco
mas encontré en lo que se refiere al poder de la mente. Supongo que cuando esa
realidad que nuestra mente va interpretando se va pareciendo a la información
que vamos recibiendo, se podría decir que tenemos un gran poder
de la mente. Pero si que encontré a María en una de mis lecturas.
Año 2007
Llegué
corriendo a la sala de urgencias del hospital Vall d’Ebron, al fondo María José
con cara triste, sería y preocupada, a su lado nuestro pequeñín Iván, con esa
carita de optimismo que aún a día de hoy y después de 9 años conserva
inconscientemente. Al mismo tiempo y en otra sala varios doctores y enfermeras se
afanaban por mantener consciente a David, nuestro otro pequeñín.
-¿Dónde
está David?- Fue lo primero que acerté a decir, tras de mi los ascensores, y
justo en ese momento un grupo de camilleros enfermeras y doctores salían a toda
prisa hacía la sala de cuidados intensivos. Corrí hacía el ascensor donde ellos
se introducían y grité- Doctor!!! Doctor!!! Como esta mi hijo?-, baje la vista
hacía la camilla y el blanco total de los
ojos de mi hijo David respondía a mi pregunta mientras que el doctor me
explicaba a toda prisa que David estaba en estado crítico y que les dejara
trabajar.
David ya había tenido otras crisis pero ninguna
tan fuerte como esta. No se si por azar, o por esa suerte que siento que siempre acompaña a mi familia, o porque tal vez no fuera tan grave como parecía, pero
al día siguiente mi hijo despertó de su letargo preguntado que había pasado y
sin recordar nada de lo sucedido.
A su alrededor en una gran sala con una pared acristalada yacían varios niños de edades similares a la suya, entubados, enchufados, rapados,.....y todos con la alegría y el optimismo por bandera.
Tras la pared acristalada estábamos los padres en lucha contra la angustia, con el llanto a flor de piel, y con el cariño, las miradas, las caricias y los gestos como armas para librar esa batalla.
A los pocos días alguno de ellos murió, se apagó, se desconecto del universo para siempre dejando heridas imposibles de curar. Me consuela pensar que esos niños que murieron esos días en aquella sala, realmente nunca desconectaron del universo, me consuela pensar que hay una parte de ellos que vuela en el aire eternamente, colándose en cualquier parte para llegar al corazón de las personas. Colándose, en charlas, recuerdos, en llantos y alegrías, y colándose en este escrito que ahora leéis para llegar a mas corazones, para llegar mas lejos y mas alto a través de vuestra lectura.
A su alrededor en una gran sala con una pared acristalada yacían varios niños de edades similares a la suya, entubados, enchufados, rapados,.....y todos con la alegría y el optimismo por bandera.
Tras la pared acristalada estábamos los padres en lucha contra la angustia, con el llanto a flor de piel, y con el cariño, las miradas, las caricias y los gestos como armas para librar esa batalla.
A los pocos días alguno de ellos murió, se apagó, se desconecto del universo para siempre dejando heridas imposibles de curar. Me consuela pensar que esos niños que murieron esos días en aquella sala, realmente nunca desconectaron del universo, me consuela pensar que hay una parte de ellos que vuela en el aire eternamente, colándose en cualquier parte para llegar al corazón de las personas. Colándose, en charlas, recuerdos, en llantos y alegrías, y colándose en este escrito que ahora leéis para llegar a mas corazones, para llegar mas lejos y mas alto a través de vuestra lectura.
Año 2016
Nuestro pequeñín David como María, de vez
en cuando se desconectaba del universo dejándonos con el corazón en un puño.
A María la conocí en una de mis noches en
vela del año 2012 buscando en la lectura una respuesta al dichoso poder de la mente.
María era una de las historias que Eduard explicaba en su libro “El viaje al poder
la mente”.
Allí estaba Eduard Punset
al lado de María y rodeado de indígenas Raramuris, en lo que llaman las
Barrancas, indagando en cada uno de sus gestos, conviviendo con ella para
entender que pasaba en la mente de María cuando ella sufría esas ausencias,
alucinaciones y delirios, esos ataques epilépticos. (capítulo cinco de su libro “El
viaje al poder de la mente”)
Ahora mismo escribiendo estas palabras me doy
cuenta de las geniales coincidencias que hacen mas grande esta que ahora os
estoy explicando. Solo la realidad que percibe mi mente y seguramente ese poder
que tiene, son capaces de entender que hace un capítulo de un libro de Eduard
Punset explicando algo de una tribu Raramuri-Taraumara a la que yo admiro desde
mi lado mas espiritual.
Año 2012
Tras la puerta blanca mi destino, mi objetivo, mi ilusión, mi gratitud y el poder de mi mente empujándome. Tras la puerta blanca el despacho de Eduard Punset. Le entregaría a Eduard un libro del rey de la montaña, firmado y dedicado por el mismísimo Kilian. Le explicaría que fue Kilian quien llegó a mi casa con su furgoneta negra en una Navidad de 2011, que fue Kilian quien tras esa Navidad me hizo indagar en el poder de la mente llevándome hasta el mundo de Eduard y hasta el mundo de María. Y le entregaría ese libro en gratitud por ayudar a María, y por ayudar a la vez a mucha gente que sufre la misma enfermedad de desconexión del universo, Epilepsía.
Además le llevaría su libro “El viaje al poder de la mente” para que se lo firmara y se lo dedicara al rey de la montaña.
Tras la puerta blanca mi destino, mi objetivo, mi ilusión, mi gratitud y el poder de mi mente empujándome. Tras la puerta blanca el despacho de Eduard Punset. Le entregaría a Eduard un libro del rey de la montaña, firmado y dedicado por el mismísimo Kilian. Le explicaría que fue Kilian quien llegó a mi casa con su furgoneta negra en una Navidad de 2011, que fue Kilian quien tras esa Navidad me hizo indagar en el poder de la mente llevándome hasta el mundo de Eduard y hasta el mundo de María. Y le entregaría ese libro en gratitud por ayudar a María, y por ayudar a la vez a mucha gente que sufre la misma enfermedad de desconexión del universo, Epilepsía.
Además le llevaría su libro “El viaje al poder de la mente” para que se lo firmara y se lo dedicara al rey de la montaña.
Y así lo hice, a Eduard le entregue el libro "Correr o Morir" firmado y dedicado por Kilian y a Kilian le entregué “El viaje al poder de la mente” firmado y dedicado por Eduard.
Me encanta regalar
libros, y me encanta conectar personas de esta forma, con libros dedicados, con
libros viajeros, con libros mágicos, con……….
De esta forma empezó con
Eduard una bonita relación que después desencadenaría una serie de coincidencias
preciosas, alguna de las cuales os explicaré en la segunda parte.
Los "14 palitos" están en la segunda parte.
Fin parte 1.
Los "14 palitos" están en la segunda parte.
Fin parte 1.
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